Hoy en la tarde, después de llevar a mi madre a que pida su consulta para rehabilitación, me encuentro con que F -un wey al cual eliminé del Facebook desde hace como 6 meses y al cual bloqueé de Messenger hace como 5- ha stalkeado mis fotos en Twitter y me ha mandado un mensaje preguntándome qué fue lo que hizo para merecer mi indiferencia. O bueno, algo así.
Yo técnicamente no tengo por qué andarle dando explicaciones a nadie sobre qué decisiones voy a tomar con respecto a mi vida. Es estúpido, absurdo y completamente innecesario. Dar explicaciones sobre algo a alguien es como pedirle permiso para hacer las cosas. Por eso nunca he entendido esa necesidad de la gente de publicar en Facebook que va a hacer limpieza de contactos, soy de la idea de que si esa persona quiere mandar a todos al diablo en sus redes sociales está en su derecho y los demás lo tienen que aceptar. No hace daño a nadie, no afecta a nadie, así que no tiene por qué excusarse. Sin embargo, a pesar de eso, decido decirle a F mis porqués, o al menos parte de ellos.
Le respondo que lo borro porque me hace sentir incómoda. Le explico que así como nadie puede obligar a nadie a sentir deseo o amor por él, nadie puede tampoco obligarte a que seas su amigo. La simpatía, del mismo modo que el amor, no es algo que puedas forzar, es algo que sientes o no sientes. Yo le digo a F que esa simpatía nomás no la puedo sentir por él. Le digo que es mi última decisión. Le pido de favor que no intente volver a contactarme y que borre mi teléfono de su lista de contactos. Le doy a entender que, de lo contrario, tomaré medidas drásticas con tal de alejarlo. Y por último, le aclaro que soy dueña de mi vida, y que si para mí lo más sano es no hablarle, entonces él lo debe respetar. Posteriormente, lo bloqueo de Twitter, evitando de este modo que intente volver a contactarme.
Y no obstante con esto, tengo miedo. Porque F ha provocado que lo tenga. Porque F es producto de sus circunstancias. Las circunstancias son producto de determinada sociedad. Y la sociedad en la cual vivimos hace que las mujeres tengamos miedo.
Quisiera decir que como mujer que soy sólo le tengo miedo a los piropos en las calles cuando llevo falda (o cuando no la llevo, la verdad es que a los acosadores les da igual), o a los arrimones y apretones en el metro (que bien puedo evitar con un manotazo o con palabras). Pero no, mi miedo va mucho más allá. Temo que me violen. Temo que los coches con vidrios polarizados que pasan cerca de mí puedan secuestrarme. Temo que me maten después de abusar de mí. Pero, increíblemente, tengo miedo hasta de algunos hombres que, en apariencia, sólo quieren una bonita amistad conmigo. Tengo miedo de hombres como F. Y pensará el lector que estoy agarrando parejo contra todos los hombres porque eso hacen las feministas: odiarlos sin razón aunque tengan buenas intenciones. Pero ciertamente no es el caso. Quisiera que se tratara de una exageración, pero no lo es.
Mi historia con F comenzó el año 2014. Él era un bicitaxista de mi rumbo. Yo era una profesora adjunta que vestía elegantemente cuando le tocaba trabajar. Nunca lo supe directamente de ellos, pero sí había escuchado rumores de que los bicitaxistas de la base hablaban de mis atributos físicos entre ellos y más de uno intentó ligarme. Entre ellos, F.
Yo pasaba por un extraño momento de depresión. Mi ex me había traicionado con una de mis "mejores amigas" y justo por aquellas épocas (finales de año) andaba pasando de la etapa de ardida a la etapa de conocer gente nueva. F parecía buen muchacho, comenzó a hablarme, me cayó bien e intercambiamos teléfonos. Hasta ahí, todo "normal".
No obstante, el muchacho comenzó a desarrollar conductas que empezaron a incomodarme. Llamaba a cada rato. Mandaba mensajes preguntándome, sin conocerme y sin saber realmente nada de mí, cómo me gustaban los hombres y qué buscaba en ellos. Llegué a tener 25 llamadas perdidas en cuestión de minutos. No tuvo ninguna discreción y me stalkeó en cuanto me agregó al Face y hasta me lo dijo por Inbox como si fuera un triunfo.
Decidí decirle la verdad como a los 2 meses, cuando me convencí de que definitivamente no quería algo con él: que nunca seríamos nada. Eso fue como un mes antes de tan siquiera conocer la existencia de mi novio actual, así que Neftali realmente no tuvo que ver con la decisión. Aun así, el tipo me pedía que le mandara fotos. Insistía en contarme sus experiencias sexuales pese a que le pedí que ya no lo hiciera. Se irritaba con facilidad por cualquier cosa y me la hacía de tos por tonterías. Me borró por una vez que decidí no contestarle los Inbox. Lo bloqueé. Al poco rato mi novio hizo oficial por Face nuestro compromiso y lo posteé en Twitter (red social a la cual F aún tenía acceso). Vio la noticia, me preguntó si era cierto y le dije que sí. Me insinuó que conservaba las esperanzas con respecto a "lo nuestro". Le dije que ésas debió haberlas perdido desde que le dije que no y que Neftali no había influido en esa decisión puesto que no lo conocía. Afirmó no acordarse de eso pero dijo que cambiaría y que a partir de ahí nos llevaríamos bien. Me pidió otra oportunidad y accedí.
Sin embargo, no me sentí mejor. Sí, nos llevábamos "bien", pero seguía incomodándome. Me insinuaba que seguía sintiendo deseo por mí. Insistía en seguirme contando sus experiencias de cama. De repente me preguntaba que si seguía con Neftali para saber si "ya había esperanza". Me preguntaba también si era detallista con mi novio y cuando le decía que sí, me decía que "como éramos amigos, igual podía ser detallista con él".
Soporté todo eso porque a pesar de mis reclamos él insistía en que quería que fuéramos amigos y no otra cosa y que las insinuaciones sólo eran broma porque además ya andaba con alguien y hasta me mandó una foto de él y su novia juntos. Creía que era paranoica. Pensaba que me estaba dejando llevar por mis miedos, los cuales me han vuelto un tanto desconfiada con la gente (y sobre todo con los hombres, por razones obvias). Sin embargo, la gota que colmó el vaso fue cuando llamó a mi celular avisándome que estaba fuera de mi casa y que me esperaba.
Siempre me ha fastidiado que la gente me dé "sorpresas". No soporto que me visiten sin avisarme antes o tener citas improvisadas. Se me hace una completa falta de respeto a mi tiempo y a mis planes. No lo aguanto en una persona de confianza y no siento que tenga la obligación de aguantarlo en una que NO es de mi confianza porque no sólo lo considero falta de respeto sino invasión a mi privacidad. Decidí que no iba a tolerar este tipo de conductas tan abrumadoras que pasado un poco de tiempo lo eliminé de mis contactos.
Pensé que el mensaje estaba claro pero pasado un mes F me mandó un Inbox. Decidí bloquearle los mensajes. No supe nada de él hasta hoy, que descubro que no sólo me pide una explicación, sino que le da Me Gusta a fotos de hace medio año siendo que yo ya lo bloqueé de otras redes y en teoría ya debería entender que no quiero que tengamos comunicación.
Sé que F no es mal tipo. Sé que tiene traumas que lo han llevado a comportarse como se comporta. Sé que no me hará daño ahora que tomé esta decisión y a pesar de que sabe dónde vivo y podría hacerlo. Incluso sé que era sincero cuando decía que quería ser mi amigo ya que no podía ser otra cosa. Pero...¿eso lo justifica? ¿eso justifica que me llame 25 veces y me pida que por favor responda, haciéndome sentir incómoda? ¿justifica que quisiera contarme insistentemente sus experiencias sexuales pese a mi reticencia? ¿justifica que me stalkee y hasta piense que eso es "bueno" porque, como dicen por ahí, "si no te stalkea no te ama"? ¿justifica que se presente a mi casa sin avisar y crea que, como "somos amigos" tengo la obligación de presentarme cuando él quiera ante él?
La respuesta a todo creo que debería ser obvia. Pero para muchos no lo es.
Para muchos no lo es porque esta sociedad normaliza el acoso y además supone y cree que las mujeres tenemos la obligación de corresponer cualquier forma de afecto que las personas nos muestren. El fenómeno conocido como "Friendzone" es la prueba de ello: los hombres creen que estamos obligadas a corresponderles porque son "lindos" con nosotras (entendiendo "lindos" como sinónimo de "detallistas" cuando el amor va más allá de las cosas materiales, si hemos de ser francas). Y hay memes en donde se dice que los hombres que friendzonean son "héroes sin capa" porque "vengan a todos los soldados caídos". Y podría pensarse que esto aplica sólo en las relaciones amorosas, pero parece que hasta en la propia amistad aplica, y F es la prueba de ello.
F llegó a decirme que, sin importar lo grosera que fuera y lo mal que lo tratara, él intentaría ganarse mi afecto. En ese momento aún no era feminista y no lo pensé con detenimiento, pero visto bien, sonaba como a ésos que te dicen que, aunque los maltrates y les pegues, seguirán luchando por tu amor. Y se espera de nosotras que, ante esos hombres "persistentes", sintamos ternura, o compasión, cuando lo que deberíamos sentir es miedo. Una persona así es asfixiante, abrumadora. Una persona así no te ama simplemente porque no respeta tu libre albedrío.
F me llegó a contar que, antes de conocerme, le había llegado a una chica que le dijo que no y que ya andaba con alguien. Me pasó fotos de ella presentándomela como "su adicción". Me decía que a pesar de todo continuaba rogándole. Y aun así se quejaba de ser "el eterno amigo", porque no veía lo malo de su conducta enfermiza.
En un capítulo de la 3era temporada de Dr. House uno de los pacientes es un adolescente que juega ajedrez. Es arrogante, pedante y déspota, casi como el propio House. Su madre atribuye su mal carácter a la enfermedad por la cual está en el hospital (y que en realidad se desconoce aún) y le dice al Dr. Foreman que el mal comportamiendo del niño no es su culpa, a lo cual Foreman responde: "Si tuviera tuberculosis no sería su culpa, y aún así no dejaría que me tosiera en la cara". Justo así me siento con F: sé que él no nació así y que es como es por culpa de su pasado. Pero le temo, porque ve el acoso de una manera tan normal que presiento que a pesar de mis esfuerzos lo va a volver a hacer. No temo un secuestro o violencia por parte suya porque sé que tampoco es malo. Pero la maldad no es sólo un asunto de violencia o rapto. La maldad puede estar hasta en los actos más nobles y bien intencionados. 25 llamadas perdidas hechas con la mejor de las intenciones te pueden traumar. Ir a la casa de alguien sin avisar para "darle una sorpresa" puede bastar para frikear a cualquiera. Stalkear las fotos de una persona que ya decidió no tenerte en su vida sólo porque "te gustaron" no está chido.
Evitemos estas situaciones. Eduquemos a los niños para no hostigar. Eduquemos a las niñas para no enternecerse con este tipo de conductas. Eduquemos para que la gente aprenda que "No" es "No". Enseñémosle a las personas que el afecto se da, no se fuerza. No normalicemos estas conductas porque no están chidas. El acoso no es un juego, no es divertido, no da gracia. Paremos ya.