jueves, 30 de diciembre de 2021

Yo tuve un Perry

Hoy, mientras escribo esto, llevo exactamente 2 meses y 6 días de que mandé al diablo a quien fuera mi mejor amigo desde 2011. 2 meses y 6 días en los cuales he estado procesando el asunto y no solo porque por lo general sobre pienso las cosas sino porque, analizando la situación, estuve en una relación de maltrato psicológico. Para ser más exactos, LA relación de maltrato psicológico más larga de toda mi vida, si bien no la primera porque bueno, la primera fue a los 17 años y el responsable fue mi primer novio formal.

Por supuesto, hay una sustancial diferencia que hace que lo que sea que me haya hecho mi exnovio parezca mínimo en comparación a pesar de que por muchos años me afectó lo que hizo y es el hecho de que, en primera, la relación con mi ex duró menos de dos meses; sí, por supuesto que siguió presente en mi vida después de eso y no fue sino hasta este año que por fin lo pude mandar al diablo del todo -no sin cierta bilis de por medio, por cierto-; pero, sea como sea, no estaba presente de manera constante: se iba por largas temporadas y volvía y aun cuando hacía esto último la interacción ni siquiera entraba en el terreno de lo amistoso, sólo nos mensajeábamos por Messenger una o dos o hasta tres veces al año y ya; éramos lo suficientemente distantes como para que yo pudiera notar sus conductas nocivas, vaya. Y por el otro lado, desde el primer rompimiento, y aun con el Síndrome de Estocolmo que me generó, a mí me quedó bastante en claro que no era de fiar y ya no tenía tan altas expectativas: sabía que, hiciera lo que hiciera, no estaba en posición de decepcionarme y ninguna de las pendejadas que hizo -por lo menos 10, si mal no me salen las cuentas- me hizo llorar como las primeras 2; no volví a llorar por él después de esas 2, de hecho.

La dinámica con el exmejor amigo era radicalmente distinta: durante 10 años fue a quien le contaba casi todo -porque hasta ahora no existe persona a la cual se lo cuente "todo" o que lo sepa absolutamente todo sobre mí-. Fue alguien que supo sobre el maltrato psicológico de mi exnovio, alguien que supo también de primera mano sobre las cosas que hizo la mitómana, alguien que estuvo ahí cuando mi segundo novio me hizo todas las culeradas que me hizo, alguien que me consoló cuando me peleé con mi hermana y alguien con quien me reí y me burlé del profesor que tuvo a bien mandarme un video de una morra enseñando el ano. Mi mejor amigo estuvo ahí, en cada una de esas ocasiones, diciéndome que no me merecía nada de lo que la demás gente me hacía mientras él, por su parte, hacía lo propio. Pero no lo noté sino hasta que estuve fuera de ahí.

Y, como alguien que literalmente apenas se dio cuenta de todo lo que pasó, me veo en la necesidad de escribir esta entrada. En primera, porque ahora sé lo que es estar en una relación de maltrato sin saberlo y no sé a quién le pueda servir para que por fin se dé cuenta, si es que necesita hacerlo. En segunda, porque si algo me ha quedado claro después de todo esto es que una relación de maltrato no es una relación de "buenas personas" vs. "malas personas", como muchos se empeñan en afirmar: no existen las buenas o malas personas, existen en todo caso personas viscerales y personas racionales, personas que se dejan llevar por sus emociones más básicas y primitivas y personas que las reprimen, personas activas y personas pasivas, personas que son la cara y personas que son el cerebro, personas que de tanto que explotan a cada rato al poco tiempo olvidan el pleito y personas que aguantan y aguantan y al final llegan a un punto de no retorno. Y en tercera, porque necesito que algo quede claro y es que las relaciones de maltrato no son golpes o insultos 24/7 como quizás la mayoría piensa porque ciertamente para la mayoría es muy fácil decir "bueno, ¿y si tan mala es por qué te quedas"; la gente se queda en ellas porque hay largos periodos en los que verdaderamente parece haber amor genuino, periodos de calma, paz, un chingo de cariño: las relaciones de maltrato son un eterno castigo/recompensa porque si fueran mero castigo serían mucho más fácil abandonarlas, ahora lo sé.

Pero bueno, ¿cómo es que llegué a este punto en el cual ya lo sé? Bueno, pues la experiencia. 10 años, para ser exactos. Y, como toda historia que llega a su fin tiene un principio, diré que el mío, como en toda historia de maltrato, fue un principio "bonito" porque ciertamente nadie llega a tu vida con un letrero de "contribuiré a joder más tu salud mental durante los próximos 10 años". Esta persona -a la cual llamaremos "Perry" en homenaje al célebre personaje de "Big Little Lies"- comenzó a hablarme por Messenger, se ganó mi confianza a un punto tal que ya le contaba casi todo sin que fuera necesario vernos de manera física y me hablaba de manera muy cariñosa y, seré sincera, le seguí el juego porque al principio pensaba que era broma o que "así era él" y porque también yo soy muy de seguirle el juego a los hombres que me tratan cariñosamente, derivado de mis constantes pedos de autoestima que apenas este año y gracias a la terapia he comenzado a trabajar. Hasta ahí, todo bien.

No obstante, la cosa comenzó a torcerse en 2013, cuando le conté a Perry del wey con el que planeaba perder la virginidad, un muchacho 2 años menor que yo, aficionado a la pintura, adepto a la marihuana y al alcohol, no muy inclinado a la escuela pero respetuoso, cariñoso -como casi todos los weyes con los que me relaciono, bien que mal- y con quien había cierta confianza, si bien no amor. Perry no se lo tomó a bien -y menos cuando, en efecto, terminé perdiendo la virginidad con el ese dude-, durante años me reclamó por haberle dejado mi primera al dude y no a él e incluso el año pasado llegó a decirme, textualmente "yo te estuve trabajando desde antes". Nada volvió a ser lo mismo desde entonces y la cosa iba a peor.

Llegó 2014. Perry y yo tuvimos una conversación en la cual él sugería que estaría chida una relación entre ambos, a lo cual aparentemente yo respondí que sí estaría bien -y digo "aparentemente" porque no lo recuerdo, pero le doy el beneficio de la duda de que igual y sí lo hice porque, como ya dije, tengo serios pedos de autoestima-. Yo soy consciente de que el wey nunca me gustó de ninguna forma y no solo porque físicamente dista demasiado de ser mi tipo sino porque su personalidad no es el tipo de personalidad que yo buscaba desde el comienzo en una pareja, pero es probable que nunca se lo hiciera ver, no sé si por miedo a lastimarlo o porque de por sí no poseo asertividad o, lo que también es probable: porque sí fui clara pero la gente entiende lo que quiere, cosa que de hecho ya me ha pasado muchas veces, siendo la que más recuerdo aquella con cierto compañero de trabajo al cual por lo menos 3 veces le dije que no se me antojaba ponerle el cuerno a mi wey solo para que al final igual se me terminara insinuando. Sea como sea, y suponiendo que sí dije que estaría bien tener algo, la cosa es que me desdije al día siguiente, tuvimos un pleito y desde ahí contemplé mandarlo a la chingada por primera vez. Primera vez que solo quedó en idea porque, al poquito tiempo, él me volvió a buscar para enmendar las cosas, acto que se volvió una constante a lo largo de todos estos años y que ahora, mientras escribo esto, sé que por su parte fue un "le voy a hacer creer que voy a cambiar para que no se vaya" mientras que por la mía fue un "okey, esto está mal, pero al menos él nota que está mal y lo estamos hablando, eso debe significar que le importa y que hay remedio, ¿no?"

[Spoiler: NO]

Llegó 2015. Conocí a quien llamaría "el amor de mi vida" si de verdad creyera en eso o si me fuera a morir dentro de poco. Perry aparentemente estaba feliz por mí y al principio lo parecía, pero cada tanto tiempo me hacía escenas de celos "en broma" que de hecho se fueron volviendo más frecuentes -y ya no tan "en broma", por no decir que nunca lo fueron- en las últimas semanas. Llegué a un punto en el cual no le podía contar algo que pasaba con mi pareja sin que me hiciera alguna escena y ni siquiera me sentía lo bastante cómoda como para tuitear sobre lo bonito que me pasaba con mi wey. Igual lo hacía, claro está, porque soy terca, porque no me gusta que me digan qué hacer y porque no voy a negar que también fui tóxica ya que, como dije párrafos atrás, las relaciones de maltrato no son de "buenos contra malos" y yo ni de lejos diría que soy buena persona. Pero bueno, ese es el punto: tuiteaba sabiendo que en algún punto llegaría la puta escena porque él insistía en que era broma y, si bien una parte de mí creía que quizás lo era, la otra se sentía muy incómoda.

Llegó 2016 y, con ese año, la segunda red flag -la primera es nuestra pelea de 2014-. Perry se metió una vez en mi perfil de FB y me aparecieron notificaciones de likes a fotos viejas. Yo le pregunté, por mera curiosidad y sin ánimo real de buscar pleito, por qué lo había hecho y me dijo textualmente: "busqué fotos tuyas para masturbarme". Le dije desde entonces que no quería que me dijera eso porque, si bien soy consciente de que igual y mis fotos "levantan ciertas cosas", había otros modos. Perry me dijo que tenía razón y que no volvería a pasar.

[Spoiler: sí volvió a pasar porque la gente jamás cambia]

Aunado a lo anterior, Perry me dijo que era normal masturbarse con fotos. Y bueno, a mí nunca se me ocurrió que pudiera mentir. Creí que él al ser hombre sabía cómo se comportaban los hombres y en ese entonces no se me ocurrió que podía buscar una segunda opinión para ver si era cierto. Pero bueno, cosa cagada: le conté a mi psicólogo esto, me respondió que quien dice esas cosas ya tiene pedos de filias; supuse que debía buscar más opiniones que no vinieran de un profesional sino de gente más del común y, cosa más cagada: todos aquellos a los que les pregunté -todos ellos hombres, por cierto- me dijeron que no lo hacían. Pero qué quieren que les diga: una persona con el nivel de alienación que yo ya tenía -y que tardaría 5 años en abandonar- decidió confiar en "su amigo". Y la cosa se pondría peor.

Pese al percance anterior que, por cierto, haría que cualquiera en mi lugar se hubiera largado desde entonces, Perry y yo seguimos "bien": salíamos al cine, por café, a comer. En mi cabeza, que Perry "aprobara" mi relación a pesar de haberlo rechazado o que incluso usara mis fotos como material recreativo era algo parecido al amor y quizás en su retorcida cabeza también lo fue. Sin embargo, algo no cuadraba y en el fondo lo sabía porque no por nada había contemplado deshacerme de él desde 2014 y ese algo que terminó afectando todavía más nuestra ya de por sí retorcida "amistad" llegó en 2017. Como dije, salíamos y convivíamos normal, y en nuestras salidas ni siquiera parecía que a cada rato nos diéramos en la madre en Messenger como, efectivamente, pasaba: éramos alegres, hasta cierto grado cariñosos, reíamos. Sin embargo, en uno de sus tantos momentos de "brutal honestidad" me confesó que me manoseaba en nuestras citas y que yo ni lo notaba porque "lo hacía con amor". Al principio no lo creí, pero fue cosa de que tuviéramos otra cita para que lo confirmara y, si bien en algún punto le hice ver que me sentía medio adúltera a pesar de que yo no estaba haciendo nada, el wey siempre se las ingenió para acomodar el discurso a su conveniencia: en ocasiones éramos "amigovios" o cabalmente "amantes" pero si le decía que no quería sentir que le estaba poniendo el cuerno a mi wey salía con "pero ni estamos haciendo nada, relájate". Por supuesto, si le preguntan sobre esto es muy probable que lo niegue.

La cosa es que fue a raíz de esta confesión y de este "no querer sentir que la estaba cagando" que comencé a evitarlo, cosa que sí notó y que me reclamó varias veces. Reclamos a los cuales nunca contesté con la verdad: a cual más, cuando proponía salir, le decía que estaba muy ocupada o que ya tenía plan familiar -cosa que no era del todo falsa-; no obstante, cuando no estaba ni ocupada ni tenía plan familiar y salía plan con gente con la cual me llevaba menos que con él, lo tomaba, pero evadía los planes con él. Es probable que ni siquiera yo fuera del todo consciente de por qué lo evadía y es probable incluso que neta me creyera mis excusas porque además si algo caracteriza a mis mentiras es que siempre tienen parte de verdad. Incluso hubo un punto en el cual sí me pregunté por qué lo evadía o por qué sí salía con personas menos cercanas siendo él "mi mejor amigo". Y pues bueno, ahora lo tengo claro: el wey me generaba ansiedad.

Quisiera decir que la ansiedad solo se debía a los toqueteos y al sentirme hasta cierto punto sucia o impura estando en su compañía, pero desafortunadamente no es así. A cada rato nos peleábamos en Messenger, a cada rato yo acababa llorando de la impotencia tras nuestras conversaciones aun si muchas veces eran conversaciones que empezaban hablando de cualquier otra cosa no solemne ni seria y a veces hasta pendeja. Él me hacía encabronar a propósito porque sabía que me podía irritar, solo para al rato "sorprenderse" por mi empute. Incluso, durante los últimos meses de amistad, me quería sacar discusión por todo: por decir que me daban hueva algunas películas mainstream, por postear que mi tipo de hombre debe verse nerd y flacucho, entre otros temas por demás mundanos y pendejos a los cuales, no obstante, a huevo quería sacarles discusión. Sin mencionar, claro está, que los 10 años de amistad fueron un constante gaslighting: siempre me decía cosas, yo las interpretaba y siempre resultaba que las estaba interpretando "a mi conveniencia", que "no tenía comprensión lectora", que "distorsionaba la realidad" o que "no lo entendía" a pesar de que por otro lado siempre me alababa mi inteligencia y me decía que era brillante porque, por supuesto, una siempre es brillante y superinteligente cuando se trata de los demás pero no cuando se trata de ellos, ahí sí una es retardada. Y sí, me llegó a llamar "retardada", pero aquí no me queda tampoco hacerme la víctima porque pues lo correspondiente le llegaba a decir yo, ni más faltaba.

El punto es que el wey me generaba ansiedad y yo ni lo sabía porque, si bien ya sospechaba que tenía el trastorno, todavía no tenía un diagnóstico. Y estuvimos a punto de ya mandarnos a la verga en 2019, pero una vez más lo hablamos y establecimos acuerdos. Tal cual durante esa charla le pedí que no me volviera a tocar cuando nos volviéramos a ver y, si bien dijo algo como "a ver, no, pero no me puedes quitar todo", pareció aceptarlo.

Llegó 2020 y con ello no solo la pandemia sino la etapa más surreal de mi vida. 2020 fue lo que podríamos llamar mi "etapa libertina" y, en mi opinión, la más lamentable que he tenido y una de las que más cringe me genera de solo recordarla. La cuestión es que conocí a alguien en mi en aquel entonces trabajo, mi pareja y yo acordamos abrir la relación debido a la inexperiencia que ambos tenemos y en la cual tampoco queríamos permanecer antes de dar "el paso" y, un poco derivado de lo anterior decidí probar esto del poliamor. Sí, le puse el cuerno a mi wey y sí, estaba tan soberanamente imbécil en ese entonces que cabalmente llegué a tener esta mentalidad de que por mucho que ames a alguien ese alguien no te lo va a dar todo así que...¿por qué no buscar todo lo que te gusta en personas distintas? Y pues, movida en buena parte por esta pendejez, decidí que podía darle chance a mi "amigo" y se lo dije.

Pero bueno, como seguramente ya lo infirieron, no consideraría que esa etapa fue de pendejez si todavía siguiera en ella. Y ahora, ¿qué me motivó a salir de ella? Bueno, pues ir a terapia. Fue la terapia la que me hizo ver que me estaba portando como una "persona con derechos" que cree que merece portarse como idiota solo porque le pasan cosas culeras. Fue la terapia la que también me hizo ver que, en efecto, por mucho que ames a alguien ese alguien no te lo va a dar todo por el simple y sencillo hecho de que ese "todo" debe venir de ti y no de los demás. Y todo esto que estoy escribiendo se lo dije a Perry y, con ello, también le dije que mejor ahí moría. ¿Cuál fue su respuesta? "Por favor, Nikte, ¿qué va a morir si ni hemos hecho nada?" Y sí, no habíamos hecho nada y qué conveniente que en ese entonces sí se acordara y que en los últimos días de nuestra amistad no. Pero no nos adelantemos.

Ese día que le dije eso y que él contestó lo correspondiente peleamos. ¿La razón? Una vez más, lo evadí. Y una vez más, preferí salir antes con quien ahora es de mis mejores amigas que con él. Perry lo supo porque, como la tóxica que también yo he sido, no se lo oculté. Una vez más, estuvimos a nada de volvernos a mandar a la mierda. ¿Qué cambió? Que Perry, para variar, pocas horas después me volvió a escribir para decirme que "simplemente, no podía mandarme lejos. O sea, es que no". Porque sí, siempre hacía eso, y supongo que por mucho tiempo me la creí que era por amor. Ingenua que fui, de veras.

Nos vimos por fin poco después de eso. Vimos "Tenet" porque le mama Christopher Nolan -director con el cual nunca he conectado, cuyas dos películas que he visto completas han sido exclusivamente porque él me invitó y con el cual probablemente ahora conecte menos porque escuchar de él invariablemente me recordará que es la musa de mi maltratador y pues puaj-. No me la pasé mal en términos generales pero sí puedo decir que hubo un momento raro en el cual me quité el cubrebocas y él me besó la barbilla (aunque él siempre dirá que sí me besó la boca porque es muy de él exagerar las cosas; lo ha hecho cuando ha afirmado que él y el novio de su crush se parecían físicamente, lo ha hecho cuando ha afirmado que él y mi wey son muy parecidos aunque no se parezcan en nada y lo ha hecho cuando afirma que somos amantes a pesar de que lo más "romántico" que hemos tenido es justo lo que acabo de narrar con mi barbilla). Momento raro tras el cual no dije ni madres ni siquiera en los últimos días y que apenas estoy contando en este blog. Porque sé que decírselo a mis amigos que, a cual más, tarde o temprano leerán esto, traerá consigo que me digan que por qué no dije nada. Yo me lo digo a cada rato, así que no los juzgo. Y en todo caso, quizás no me digan nada por haberlo ocultado y simplemente me estoy juzgando yo porque a fin de cuentas así soy.

Estuvimos bien por meses. Él se la pasó diciendo cada cierto tiempo que esa cita que tuvimos fue maravillosa y especial mientras que por otro lado seguíamos dándonos en la madre en mis estados de Facebook o en Messenger porque, como ya he dicho, las relaciones de maltrato ni son putazos todo el tiempo ni tampoco son amor y flores siempre y muchas veces se alternan. Pero, en resumidas cuentas, estábamos bien. Pero no lo estaríamos por mucho y la primer cosa que colmó mi paciencia llegó en agosto de este año.

A todo esto, Perry y yo siempre tuvimos una amistad en la cual, si bien sabía que él sentía cosas por mí, también sabía de sus otros crushes y hasta lo incentivaba porque, seamos francos, lo prefería con novia, aun si más de una vez le llegué a hacer "escenas" de celos que en el fondo jamás sentí y solo para tener con qué devolvérsela cuando él me hacía las propias. Uno de los primeros crushes que él tuvo y del cual tuve noticia fue el que tuvo con la hermana de una de mis amigas de la universidad. Crush que no fue correspondido porque mientras la chica se parece a una actriz que ahora sale en la última de Matrix, Perry no es precisamente ni buen rostro ni tampoco interesante, y aunque suene culero por mi parte porque, ultimadamente, ya he dicho hasta el cansancio que no por ser la víctima dejo de ser ojete. La cosa es que el crush en su momento le dijo que Perry no era su tipo y eso al parecer le jodió (más) la autoestima a Perry y okey, concedo en que la morra no se vio amable, pero se suponía que en 2021 ya estaba todo bien entre ellos. Pero oh, sorpresa, no fue así.

A Perry se le ocurrió que era una excelente idea echarle una indirecta a la morra sobre lo malito que lo dejó de su autoestima cuando lo rechazó y sobre lo poco guapo que estaba su novio de ese entonces. La morra vio la indirecta y le dio "Me asombra". Él llegó a mi Messenger todo culeado porque ella sí la leyó como si no hubiera sido obvio que iba a ocurrir. Al día siguiente ella lo bloqueó de una de sus cuentas de IG (tiene dos, una de negocios y una personal, por si alguien planeaba hacerme esa pregunta). Él llegó todo chilletas a mi Messenger que porque estaba arrepentido de la soberana pendejadota que se había echado, cosa que no dudo porque sí, dentro de todo aún creo que el wey se ha arrepentido de muchas cosas, solo que eso no le ha quitado lo pendejo. Yo le contesté que en primer lugar su baja autoestima no era culpa de ella sino algo que debía trabajar él y que no tiene por qué ser el tipo de nadie y que el que no sea el tipo de nadie ya automáticamente lo vuelve alguien feo, así como también le dije que estaba mal echarle indirectas culeras a alguien con quien en apariencia ya estás bien. Pareció entenderlo, pero algo se había quebrado en mí: leer esa indirecta que le echó a alguien con quien ya estaba en buenos términos fue mi "este cabrón no ha cambiado". Y el tiempo acabaría dándome la razón y de la peor manera.

Llegó octubre y, con eso, su cumpleaños. Lo felicité porque desde hacía años me dijo que sí o sí lo debía felicitar y pues como la alienada que era le hice caso. Se lo tomó a bien. Luego procedió a mandarme uno de sus acostumbrados mensajes cariñosos que el 95 % de las veces eran ignorados porque yo no iba a responder de igual manera cuando no me sentía como él. Él lo notó y procedió a borrarlos. Yo, creyendo que se había emputado porque ciertamente no es normal que él haga eso, le pregunté qué pex y él me dijo que no iba a dejarlos ahí porque se veía poco digno de su parte mandar mensajes que nadie contestaba. Le dije que okey y quise seguir con mi vida, pero él no lo iba a dejar así. Me dijo que yo le había prometido llamarlo "mi amor" en 2020 y que no había cumplido, cosa en la cual tenía toda la razón aunque convenientemente ignorara que, si bien sí lo prometí, lo hice en una época en la cual todavía estaba considerando darle chance -época que, como ya dije, no me duró mucho y SÍ tuvimos esa conversación, aunque él se haga pendejo al respecto-. Le dije que era cierto y que era libre de mandarme a la verga y dijo que no y que le hiciera caso. Le dije que no se me antojaba realmente hacerle caso y dijo que estaba bien y que a fin de cuentas siempre podía pedirme ayuda para la tesis o para sus cosas. Aparentemente ya lo habíamos arreglado. Aparentemente.

Al día siguiente volvimos a conversar. Me reclamó por hacerle un avatar de pareja a mi marido y me sacó la carta de "a huevo que puedes ser cursi, así que déjate de pendejadas y hazme caso". Poco después me volvió a salir con que se la estaba jalando con mis fotos. Le dije que le había pedido claramente que ya no me lo dijera y me salió con "¿ves cómo sí se siente de la verga pedir algo y que no te hagan caso?" Le dije que era denigrante y me dijo que él igual consideraba denigrante pedirme cosas y que yo no las pelara. Volví a decirle que tenía toda la razón pero que no se me antojaba hacerle caso. Me dijo que me estaba faltando responsabilidad afectiva y pues toda la razón porque además ni creo en esa mamada. Me dijo que estaba siendo egoísta y le dije que a huevo y que estaba bien. Me echó en cara lo que él sí ha hecho por mí y le dije que ya no lo hiciera. Me dijo que no se trataba de eso y le dije que por su bien y porque lo apreciaba, no lo hiciera porque nadie lo vale. Me llamó hipócrita que porque yo igual lo hacía. Le dije que hasta mi psicólogo ya me aconsejó que no ande por la vida desviviéndome por los demás y casi le cerré el pendejo orto, casi. Me dijo que si bien mi psicólogo tenía razón en sí no estaba mal luchar por los demás. De ahí la cosa se convirtió en "mi verga es más grande que la tuya": me echó en cara que mis papás sí están juntos, que sí tengo pareja sentimental y que sí tengo trabajo, olvidando por completo que en ese entonces no me hablaba con mi hermana, que soy cabeza de familia con todo el estrés que conlleva y que en este año me quise matar 2 veces. Le dije y me salió con "¿ves como sí distorsionas todo a tu conveniencia?" y oficialmente me colmó la paciencia.

Decidí mandarlo definitivamente a la verga dos días después de eso. Toda esa semana no quise hablarle pero él lo notó y me anduvo mandando mensajes con emojis de ";V" como para fingir que no había pasado nada. Decidí que le haría una carta porque si le mandaba un inbox íbamos a acabar discutiendo y no llegaríamos a nada. Y decidí que en la carta trataría de no adoptar el papel de víctima, le diría en qué acertó y en qué fallé y daba pie a que siguiéramos hablando, solo que ya no como amigos.

[Spoiler: fracasé. Estrepitosamente]

Le mandé la carta. Para variar, me salió con que lo había malinterpretado (por si lees esto, Perry, que sepas que mis pinches huevos son tus pinches ojos, cabrón). Se hizo bien pendejo y me preguntó "oye, pero por lo que entendí, ¿me quieres mandar a la verga?" y salió con que "no era necesario" (como si se lo hubiera preguntado y no se lo hubiera dicho, tal cual) y, cuando le dije que ya me había cansado, todo fue a peor. Me dijo que ni de puta madre nos mandábamos a la verga y que él quería que todo fuera como antes. Me dijo que lo que yo buscaba era "perfección" y que no la iba a tener -porque pedir que no me denigren al parecer es pedir mucho, según este terrorista-. Me dijo que emputarme por lo que le hizo a su crush era tomármelo demasiado personal y que "me comportaba como si fuéramos amigas" -pero qué casualidad, cuando mi ética se la aplicaba a otras personas ahí sí "tenía toda la razón" y "entendía mis puntos"-. Me dijo que seguramente lo odiaba -porque para mucha gente el que ya no la quieras significa por default que la odias-. Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, y cuando yo ya estaba a punto de ceder de que seríamos amigos, me salió con que quería que fúeramos amantes. Le dije que no quería, me dijo "pues yo sí quiero". Le dije, quizás por primera vez y suponiendo que antes no fui clara, que no me gustaba, y me dijo "cómo no te voy a gustar". En apariencia volvimos "a la normalidad" pero lo bloqueé porque me di cuenta de que tratar de mandarlo a la verga por la buena era inútil.

Terminé esa conversación llorando del coraje. A pesar de haber tenido un buen fin de semana que pasé con mis papás. A pesar de que acababa de ver "¿Quién es la máscara?". Bastó con hablar con él para que todo se arruinara. Porque no quiso respetar mi decisión, porque literal dijo que no me podía tomar en serio, porque a pesar de saber que cuando yo decido mandar a alguien a la verga no estoy bromeando me dijo "seguro acabaremos volviendo" seguido de su pendejo emoji de la pendeja carita aguantándose la risa que a cada rato mandaba y que ese día en particular me cagó la puta madre.

Esa es, en resumidas cuentas, mi historia con Perry. Una historia que empezó de forma bonita y hasta idílica y que si no terminé a tiempo fue no solo porque el wey me hizo creer que iba a cambiar -y aparentemente lo hizo- sino porque yo me quería tan poco que confundía sus acciones con algo parecido al amor. Una historia que terminó cuando empecé a ir a terapia y aprendí a amarme, aunque fuera un poco más, a mí misma, al menos lo suficiente para darme cuenta de que ahí nunca debió ser, aun si solo fue una amistad -y aun si él cree que fue otra cosa-.

Sé que el que yo lo abandonara fue quizás la gota que colmó el vaso entre tantas cosas que le han ocurrido últimamente. Sé que quizás estoy contribuyendo a que se joda más su ya de por sí jodida salud mental. Sé que igual y estará diciendo que resulté ser peor que todas. Y, para ser francos, ni me importa ni es mi problema: cuando me pudo haber importado solo fui denigrada, manoseada y tirada de a loca. Mientras escribo esto una parte de mí sigue pensando que quizás mal entendí cosas que claramente no mal entendí porque bueno, la alienación está muy cabrona y si te hacen dudar pues te hacen dudar, aun si siempre tuviste razón. Me costará recuperarme de esto y pasará un tiempo antes de que por fin lo haya procesado del todo.

Me siento, pues, cansada. Tengo la sensación latente de que nunca conoceré amigos hombres que no me quieran tirar. Tengo pocas ganas de conocer a otros chicos en plan de "hacer amigos". Me queda el amargo sabor de que la persona que durante 10 años me dijo que no me merecía mis anteriores maltratos fue la que peor me trató porque de los demás esperaba poco mientras que él era mi confidente.

Pero a la vez me siento libre. En 2 meses no me han hecho escenas por tuits donde hablo de lo bien que me va con Neftalí. En 2 meses casi no me he peleado con nadie en Facebook -cosa curiosa, Perry se burlaba de algunas personas que me la hacían de pedo en mis estados y ahora está resultando que quien más lo hacía era él-. En 2 meses no he acabado llorando por la impotencia después de una conversación inicialmente mundana y trivial en Messenger. Me siento libre, y no cambiaría esa libertad por nada porque la libertad es incluso más preciosa que la felicidad, aunque pocos estén preparados para esta conversación.

Y bueno, también me siento perra. Me divierte imaginar su cara cuando se dio cuenta del block masivo en todas las redes después de que según "lo habíamos arreglado". Tengo herramientas para contra argumentar a las radfems que sacan la carta de "fui víctima de maltrato, ñi ñi ñi" para que no te defiendas contra ellas porque ahora puedo decirles, con conocimiento de causa: "ni madres, mija, yo también lo fui y no por eso soy buena persona; responsabilízate de tus idioteces y no vengas con chantajes". Y, a mi pesar y como sea, pero tengo herramientas para, ahora sí, afirmar: "cuando estás ahí ni lo notas porque no todo es blanco ni negro, pero como sobreviviente puedo decirte que sigas tu intuición desde el principio, no hagas lo que yo."

Decidí llamar a mi agresor Perry por "Big Little Lies", una serie que empecé a ver más o menos por las mismas fechas en las que comencé a considerar en serio el mandar a la verga a mi Perry. Una serie cuyas escenas sigo procesando porque sí, ya había visto maltrato en otras producciones, pero la diferencia entre dichas producciones y "Big Little Lies" es que las otras producciones siempre me presentaban gritos y vergazos y me hacían ver las relaciones de maltrato como gritos y vergazos 24/7. "Big Little Lies" me presentó la cara incómoda del maltrato, que paradójicamente es la cara "dulce" de esas relaciones. Desde el principio, Celeste y Perry dan la finta de ser la pareja perfecta, e incluso el reparto secundario de la serie llega a decir de ellos: "las parejas que rebasan cierta edad no deberían ser tan melosas". Nadie sospecha que Perry va escalando la violencia contra Celeste y que mientras en una escena le avienta los juguetes de los niños, en otra -de las finales, además- casi la estrangula. Cuando los ves a los dos en terapia de pareja llegas en serio a creerte que se aman aunque sepas que él es un cabrón. Cuando ves a Celeste negándose a asumirse víctima frente a su psicóloga llegas al colmo de la incomodidad porque es ahí donde te das cuenta de que esa es la razón por la cual muchas mujeres no denuncian: no quieren sentirse víctimas, vulnerables, e incluso llegar a creer -quizás no sin cierta razón- que son tan victimarias como su victimario.

Yo tuve un Perry: uno que no me golpeó y que en cambio sí me denigró, cosificó y gaslighteó pero que también parecía amarme. Uno que me llevó al cine, me compró pasteles y hamburguesas en Carl's Jr. y que me hizo varios dibujos, el último en mi cumpleaños y en el cual salía yo tipo "Peanuts" abrazando a Trico porque el wey sabía que me gustaba "Peanuts" y que amo a mi gato. Uno que siempre me buscó tras cada pelea aun si la posible causante del conflicto era yo porque supuestamente "simplemente, no podía alejarse de mí", algo que suena bastante similar a lo que Perry dijo de Celeste frente a la terapeuta. Nunca nos reconciliamos con sexo duro tras cada pelea como sí lo hacían Celeste y Perry, aunque estoy segura de que si por él hubiera sido habría pasado. Por él, que no por mí.

Tampoco llegaron mis amigas a socorrerme porque yo, al igual que Celeste, nunca dije la verdad y porque las cosas tampoco llegaron a un grado tal en el cual ellas se dieran cuenta de lo que estaba pasando. De hecho, estoy segura de que la mayoría solo descubrirá la historia si lee esta entrada y quizás ni así porque a mí es más probable que me lean desconocidos que mis amistades. Y no, en mi caso no fue necesario matarlo: hoy en día bloquear a alguien de todos lados es matarlo un poco. Porque, del mismo modo que en "Big Little Lies", Perry está muerto para mí y asumo las posibles consecuencias que esta muerte simbólica pueda traer consigo.

Buenas madrugadas y gracias si leyeron hasta aquí.

sábado, 9 de enero de 2021

Decepcionada de los progres

Podremos decir muchas cosas malas sobre la cuarentena, pero hay algo que nadie puede negar y es que nos enseñó muchas cosas: que la vida es frágil, que podrás planear de la mejor manera tu futuro y éste puede terminar siendo una mierda por cosas que nunca viste venir, que la mentalidad de "sólo se vive una vez" sólo funciona si eres alguien sin ningún tipo de nexo con otras personas o si vives como ermitaño porque resulta que tus acciones tarde o temprano tendrán consecuencias en las vidas de los demás...Pero para mí hubo una en particular que quizás no es la lección más dura que me tocó aprender pero sí la que me he visto obligada a recordar prácticamente desde que todo empezó y es la siguiente: las personas no estamos hechas para convivir con nosotras mismas.

Desde luego, no hablo por mí. Si hay algo que me he visto obligada a hacer prácticamente desde que tengo memoria es ser mi única amiga y mientras escribo esto puedo asegurar que no hay ningún orgullo detrás de estas palabras porque ser el chamaco con el que nadie quiere hablar no es algo digno de presumir, siendo sinceros. Por supuesto, hoy en día puedo decir que tengo amistades, así como también debo admitir que son muy pocas porque me arraigué tanto ese chip de que estaba condenada a morir en la completa asociabilidad que me he encargado de mandar a muchas personas a la chingada para condenarme yo solita a dicha vida que supuestamente no quiero tener pero que, en el fondo, parece que ya hasta me gusta.

Sea como sea y dejando de lado la autobiografía, estos meses me ha quedado claro justamente eso: la mayoría de la gente no estaba lista para lidiar consigo misma. Más bien dicho, sigue sin estarlo y, aunque por el momento no le queda de otra y bien podría ir aprendiendo a hacerlo, la realidad es que está en negación y ha decidido evadirse. Y, por supuesto, al presentarse la pandemia en plena era digital, la gente ha decidido que el mejor modo de evadirse es estando todo el tiempo en redes sociales.

Y bueno, en todo esto veo básicamente dos problemas. El primero es un poco obvio, aunque la gente no vea la conexión, y es que si no puedes lidiar contigo porque no te soportas entonces la consecuencia obvia es que no podrás lidiar con la disidencia porque si no te soportas ni tú ya parece que vas a soportar a otros. Y el segundo es que, si bien ya me quedó claro que no le debemos productividad a nadie, también me ha quedado claro que no ocupar la mente en algo más constructivo está jodiendo cada vez más la salud mental de la gente al ponerla en constante estado de hostilidad por todo lo que encuentra en redes sociales, lo cual sólo termina convirtiéndose en mayor hostilidad y total, el cuento no pinches termina. Y bueno, es sobre esto último de lo que quiero hablar en esta entrada.

Como ya se deja ver en el título, estoy no sólo decepcionada, sino cabalmente hasta la madre de los progres. Pero, como sé que hablar de "progres" suele traer las dos sopas de que o bien se le considera un término despectivo muy utilizado por los conservadores o los de extrema derecha o bien es algo que se apropian las personas que consideran que el progreso no es malo y que ser "progre" es "un honor", quiero dejar algo en claro: yo me considero progre, así que el insulto (o el "honor", según sea el caso) también sería para mí. Pero, pese a eso, estoy harta de los que en teoría buscan lo mismo que yo, y esto es algo que, muy a mi pesar, me enseñó la pandemia.

¿Cuándo comenzó el hartazgo? Bueno, a ciencia cierta no lo sé porque objetivamente hablando fue un proceso que se fue dando poco a poco, pero creo que podría remontarlo a las protestas por el #BlackLivesMatter, ya que cuando éstas empezaron vi a mucho meco en mis redes sociales justificando los incendios que porque "la raza oprimida por siglos tomaba lo que era suyo" como si el haber tenido antepasados esclavizados sin tú estarlo en la época actual ya por default te diera derecho a destruir propiedad privada o negocios de gente honrada que los levantó gracias al producto de su trabajo y no esclavizando a otros, por cierto.

A eso le siguió que eliminé a una morra a la cual había tenido agregada desde 2014 y a la cual en su momento hasta admiré porque, pese a ser menor que yo, parecía mucho más consciente de muchas cosas, sólo para que terminara mandándola a volar por exponerse en Tiktok haciendo comedia burda y ridícula sobre "onvres" y poco después bloqueara su cuenta disque porque le había llegado mucho hate porque, por supuesto, una característica de muchos progres es llevarse y no aguantarse y para muestra, todas las morras que deciden disfrazarse de "masculinidad frágil" en Halloween pero que no toleran que un hombre se disfrace de "feminazi" o de "víctimas de feminicidio".

El siguiente acontecimiento creo que estuvo relacionado con J. K. Rowling y aquí sí que hay mucha tela. No sólo me impresionó el nivel de "wokismo" que todos los progres le exigían a una autora que, les guste o no, pertenece a otra generación y tiene otras ideas sino que encima de todo muchos son progres que hasta hace poco eran conservadores pero que después de leer uno que otro panfleto se sienten con la autoridad de exigir que alguien piense, de la noche a la mañana, como ellos piensan desde hace apenas un par de años y eso, suponiendo que no son incongruentes, pero ya sabemos que las cosas no funcionan así. Y tan no funcionan así que gracias a todo este desmadre me tocó ver a mucho trans víctima de violencia con las consignas de "TERF que veo TERF que pateo" y a mucho "feminista" riéndose de la situación de maltrato que la señora vivió hace unos años porque, por supuesto, los progres son expertos en utilizar el feminismo y la sororidad a su conveniencia. Y claro, no podía faltar quien sacara la carta de que ella, al ser una mujer blanca y rica, no merecía que la defendieran porque al progresismo como que le conviene olvidar que la señora no siempre fue rica y que, de hecho, llegó a tener problemas muy serios de dinero antes de volverse famosa. Y ya que hablamos de blanquitud, como que al sector queer de internet le encanta desvirtuar a blancos privilegiados...a menos que sea Judith Butler porque bueno, Judith Butler apoya la ideología de género y a ella sí hay que tomarla como autoridad.

Pero lo de J. K. Rowling no sólo me hizo encontrarme con joyas de internet opinando sobre el asunto, me hizo confrontarme con gente hasta hace poco apreciada que claramente tiene sesgos muy cabrones con lo referente al transactivismo. Para ser más exactos, me dio por hablar en mis redes sociales sobre que tenemos una idea muy retorcida sobre el "privilegio cis" porque yo en lo particular no considero "privilegio" que en algunas zonas del mundo te mutilen los genitales o te maten en cuanto naces sólo porque resulta que desde bebé tienes genitales y a ciertas sociedades no les conviene tener en su familia a hembras humanas. Y no conforme con eso, me dio por hablar de mi experiencia como mujer cis que, al no encajar con las conductas que se esperaban de mí por ser mujer, no sólo padecí que me minimizaran o no me consideraran alguien digno de ser amado, sino que incluso me culparan de que las relaciones no funcionaran aun cuando quien más errores cometía era la contraparte, sin mencionar que hablé, abiertamente, del intento de violación del cual fui víctima a los 18 años. ¿Y todo para qué? Para que alguien que siempre manifestó apoyar la causa trans me llamara...sí, adivinaron, "privilegiada". Porque hoy en día parece que estamos en competencia de quién tiene más privilegios que quién o quién está más oprimido que quién. ¿Para qué asumir una postura empática y consciente de que todos somos privilegiados u oprimidos de diferentes maneras y para qué tratar de comprender al otro si podemos competir, digo?

La cosa no quedó ahí. Gracias a todo este desmadre de quién es "feminista de verdad" o quién es "TERF" me decepcioné de gente a la cual admiraba en un ámbito más público. Me decepcioné, por ejemplo, de Amarna Miller, alguien a quien seguía hace no mucho y que en algún punto de su vida escribió un artículo de por qué NO le gustaban las bromas que la gente le hacía sobre su pasado como actriz porno...sólo para que después defendiera a una comediante que habló abiertamente de violaciones y de cómo estaba "guay" ser acosada sexualmente porque pues es trans y al parecer eso ya te autoriza para hacer chistes misóginos porque pues ya saben, vivimos en una sociedad. Más específicamente, en una en la cual si eres trans automáticamente ya eres buena persona porque claramente ser oprimido o discriminado es sinónimo de ser buena gente, según...sí, los progres.

 Esto, sin mencionar que las tuiteras que antes me gustaba leer porque las consideraba centradas ahora resultaron ser "súper aliadas de la causa trans", aun si eso equivalía apoyar a personajes trans que abiertamente amenazan con asesinar TERFs o que, en el mejor de los casos, celebran que autoras críticas del género mueran. No, pos wow.

Pero dejemos de lado a las TERFs o al transactivismo y hablemos de cosas más turbias: la sexualización de menores de edad. O, para ser más exactos, del fenómeno detrás de la película "Cuties", el cual, si bien hizo que por primera vez tanto progres como conservadores nos pusiéramos de acuerdo, también hizo que no faltaran los que decían que "no era para tanto" y, si bien de algunos hasta se esperaba (cof, cof, Kristoff), de otrAs no lo esperé, como es el caso del canal de Youtube "Las Igualadas". En fin.

Pero hablemos de ese particular sector del progresismo obsesionado con "hablar por los demás" que son...sí, los que efectivamente SÍ son privilegiados. Qué sería de nosotros sin esos especímenes que defienden a un asaltante madreado por los pasajeros de una combi y que insisten en que la necesidad los ha llevado ahí pero, por supuesto, sin ser ellos los que viajan en combi todos los días. Qué sería de aquellos que, cuando dices no apoyar la delincuencia y afirmas que los delincuentes te matarían si pudieran hacerlo porque además lo vives día con día, te responden que eres blanco privilegiado aun cuando los que sí se han podido costear viajes por todo el mundo son ellos que, claro está, son más blancos que tú.

Y no podemos dejar de lado a los indignados por una película whitexican, ésos que esperan que un wey de la clase alta hable de temas que no conoce y desde perspectivas que le son ajenas sólo porque "eso es lo correcto". Ésos que al parecer no tienen muchas nociones de historia del cine y que, mientras consideran a Luis Estrada un genio y un muy buen director -que indudablemente lo es y mil veces mejor que Michel Franco pero ése no es el punto- y convenientemente olvidan que el señor tampoco es como que refleje a los pobres como santos (todo lo contrario, de hecho, y "Un mundo maravilloso" es una prueba de ello), también parecen olvidar que "Los olvidados", de Buñuel, trae más o menos la misma línea y que, en general, existen muy pocos medios que reflejen la pobreza tal cual es por el simple y sencillo hecho de que quienes hacen los productos que consumimos no son personas pobres que hayan vivido dicha experiencia de primera mano. Pero claro, es que Michel Franco sacó su película en plena pandemia, que es cuando no nos soportamos, se nos nubla el juicio y necesitamos echar bilis porque sólo así se nos hace más llevadera la vida, cómo lo pude olvidar.

Pero sobre todo, no podemos dejar de lado el hecho de que, no conforme con que no nos podemos de acuerdo, parece que es a huevo que nos agredamos entre nosotros, aun si en teoría buscamos cosas similares. ¿Un niño de 17 años decidió que simpatiza con el comunismo? echémosle caca, no importa si tenemos casi 30 años (si no es que más), si en teoría somos de izquierda y tendríamos que apoyarlo y si a su edad claramente estábamos más pendejos porque empezamos con el "wokismo" hace apenas 3 años. ¿Herly RG decidió exponer conductas machistas en Tik Tok y se volvió viral por eso? hablemos de lo clasista que se está viendo por burlarse de la clase media baja que le debe a Coppel, no importa si está visibilizando conductas culeras de manera cómica. ¿Laura Lecuona no apoya las infancias trans? digamos que si el 2020 fuera una persona sería ella, no importa si en teoría también somos feministas. Es más, expongamos a cualquier mujer con muchos menos seguidores que nosotras sólo por no coincidir con nosotras, aun si eso es promover el bullying contra ellas, total, estamos del lado correcto de la historia.

En fin, que yo, a menos de un año de considerarme simpatizante de las protestas en las calles y de suscribir el discurso de que si te vistes provocativa es porque buscas sexualización, oficialmente me declaro harta. No sólo me vestiré como quiera sino que no voy a cancelar a nadie. Sí, seguiré consumiendo películas de Polanski, definitivamente quiero ver "Nuevo orden", no dejaré de apoyar económicamente a J.K. Rowling, seguiré pensando que lo políticamente correcto es una mierda, seguiré considerando no sólo una pendejada sino una completa falta de respeto al autor eso de que cambien razas a personajes ya existentes, no le voy a exigir a gente más ruca que yo que piense como yo por el simple y sencillo hecho de que yo también estoy en constante proceso de aprendizaje (además de que me parecería hipócrita siendo que yo vengo siendo feminista apenas desde 2017), definitivamente me arruina más la experiencia de ver películas o series el que sean malas y estén mal escritas que mi posible "wokismo" porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, no planeo exigirle a artistas que hagan las cosas como yo quiero así como tampoco dejaré que a mí me digan cómo hacer mi trabajo (ni más faltaba, vaya), seguiré teniendo conductas abiertamente clasistas de las cuales no me tengo por qué avergonzar porque el clasismo en ciertas situaciones es necesario y porque todos nos valemos de él en mayor o menor medida aunque no lo queramos aceptar y, si bien me sé incongruente y contradictoria, he decidido que dejaré de tomar en serio a la gente incongruente y contradictoria y no sólo porque saberme incongruente y ser incongruente paradójicamente resulta congruente, sino porque de mínimo yo ya me sé mala persona además de cínica y valemadres, lo cual creo que es considerablemente mejor que serlo y viajar con la bandera de "Social Justice Warrior".

Hoy lo digo y lo reafirmo: no soy activista y no me interesa serlo y si me quieren llamar tibia, chingón. Seguiré teniendo principios e ideologías, así como seguiré creyendo que mi mejor modo de transmitirlas es por medio del arte. No es mi obligación posicionarme y mucho menos lo es apropiarme de la voz y experiencia de grupos oprimidos y hablar de ellos porque son ellos los que deben hablar por ellos, lo demás es mero paternalismo aunque lo quieran disfrazar de "buenas intenciones". Pero sobre todo, no lo sé todo y sé que puedo cambiar de opinión, por lo cual no tiene caso apasionarme con una causa. Dicho lo cual, querer fiscalizar todo es desgastante, cansado y, como dije al comienzo de esta entrada, quien lo hace sólo se está jodiendo la salud mental y, como persona que sí tiene una enfermedad mental, he decidido que yo paso. Ahí mátense, línchense y jódanse ustedes, pero no cuenten conmigo, bye.

Buenas madrugadas.