Desde luego, no hablo por mí. Si hay algo que me he visto obligada a hacer prácticamente desde que tengo memoria es ser mi única amiga y mientras escribo esto puedo asegurar que no hay ningún orgullo detrás de estas palabras porque ser el chamaco con el que nadie quiere hablar no es algo digno de presumir, siendo sinceros. Por supuesto, hoy en día puedo decir que tengo amistades, así como también debo admitir que son muy pocas porque me arraigué tanto ese chip de que estaba condenada a morir en la completa asociabilidad que me he encargado de mandar a muchas personas a la chingada para condenarme yo solita a dicha vida que supuestamente no quiero tener pero que, en el fondo, parece que ya hasta me gusta.
Sea como sea y dejando de lado la autobiografía, estos meses me ha quedado claro justamente eso: la mayoría de la gente no estaba lista para lidiar consigo misma. Más bien dicho, sigue sin estarlo y, aunque por el momento no le queda de otra y bien podría ir aprendiendo a hacerlo, la realidad es que está en negación y ha decidido evadirse. Y, por supuesto, al presentarse la pandemia en plena era digital, la gente ha decidido que el mejor modo de evadirse es estando todo el tiempo en redes sociales.
Y bueno, en todo esto veo básicamente dos problemas. El primero es un poco obvio, aunque la gente no vea la conexión, y es que si no puedes lidiar contigo porque no te soportas entonces la consecuencia obvia es que no podrás lidiar con la disidencia porque si no te soportas ni tú ya parece que vas a soportar a otros. Y el segundo es que, si bien ya me quedó claro que no le debemos productividad a nadie, también me ha quedado claro que no ocupar la mente en algo más constructivo está jodiendo cada vez más la salud mental de la gente al ponerla en constante estado de hostilidad por todo lo que encuentra en redes sociales, lo cual sólo termina convirtiéndose en mayor hostilidad y total, el cuento no pinches termina. Y bueno, es sobre esto último de lo que quiero hablar en esta entrada.
Como ya se deja ver en el título, estoy no sólo decepcionada, sino cabalmente hasta la madre de los progres. Pero, como sé que hablar de "progres" suele traer las dos sopas de que o bien se le considera un término despectivo muy utilizado por los conservadores o los de extrema derecha o bien es algo que se apropian las personas que consideran que el progreso no es malo y que ser "progre" es "un honor", quiero dejar algo en claro: yo me considero progre, así que el insulto (o el "honor", según sea el caso) también sería para mí. Pero, pese a eso, estoy harta de los que en teoría buscan lo mismo que yo, y esto es algo que, muy a mi pesar, me enseñó la pandemia.
¿Cuándo comenzó el hartazgo? Bueno, a ciencia cierta no lo sé porque objetivamente hablando fue un proceso que se fue dando poco a poco, pero creo que podría remontarlo a las protestas por el #BlackLivesMatter, ya que cuando éstas empezaron vi a mucho meco en mis redes sociales justificando los incendios que porque "la raza oprimida por siglos tomaba lo que era suyo" como si el haber tenido antepasados esclavizados sin tú estarlo en la época actual ya por default te diera derecho a destruir propiedad privada o negocios de gente honrada que los levantó gracias al producto de su trabajo y no esclavizando a otros, por cierto.
A eso le siguió que eliminé a una morra a la cual había tenido agregada desde 2014 y a la cual en su momento hasta admiré porque, pese a ser menor que yo, parecía mucho más consciente de muchas cosas, sólo para que terminara mandándola a volar por exponerse en Tiktok haciendo comedia burda y ridícula sobre "onvres" y poco después bloqueara su cuenta disque porque le había llegado mucho hate porque, por supuesto, una característica de muchos progres es llevarse y no aguantarse y para muestra, todas las morras que deciden disfrazarse de "masculinidad frágil" en Halloween pero que no toleran que un hombre se disfrace de "feminazi" o de "víctimas de feminicidio".
El siguiente acontecimiento creo que estuvo relacionado con J. K. Rowling y aquí sí que hay mucha tela. No sólo me impresionó el nivel de "wokismo" que todos los progres le exigían a una autora que, les guste o no, pertenece a otra generación y tiene otras ideas sino que encima de todo muchos son progres que hasta hace poco eran conservadores pero que después de leer uno que otro panfleto se sienten con la autoridad de exigir que alguien piense, de la noche a la mañana, como ellos piensan desde hace apenas un par de años y eso, suponiendo que no son incongruentes, pero ya sabemos que las cosas no funcionan así. Y tan no funcionan así que gracias a todo este desmadre me tocó ver a mucho trans víctima de violencia con las consignas de "TERF que veo TERF que pateo" y a mucho "feminista" riéndose de la situación de maltrato que la señora vivió hace unos años porque, por supuesto, los progres son expertos en utilizar el feminismo y la sororidad a su conveniencia. Y claro, no podía faltar quien sacara la carta de que ella, al ser una mujer blanca y rica, no merecía que la defendieran porque al progresismo como que le conviene olvidar que la señora no siempre fue rica y que, de hecho, llegó a tener problemas muy serios de dinero antes de volverse famosa. Y ya que hablamos de blanquitud, como que al sector queer de internet le encanta desvirtuar a blancos privilegiados...a menos que sea Judith Butler porque bueno, Judith Butler apoya la ideología de género y a ella sí hay que tomarla como autoridad.
Pero lo de J. K. Rowling no sólo me hizo encontrarme con joyas de internet opinando sobre el asunto, me hizo confrontarme con gente hasta hace poco apreciada que claramente tiene sesgos muy cabrones con lo referente al transactivismo. Para ser más exactos, me dio por hablar en mis redes sociales sobre que tenemos una idea muy retorcida sobre el "privilegio cis" porque yo en lo particular no considero "privilegio" que en algunas zonas del mundo te mutilen los genitales o te maten en cuanto naces sólo porque resulta que desde bebé tienes genitales y a ciertas sociedades no les conviene tener en su familia a hembras humanas. Y no conforme con eso, me dio por hablar de mi experiencia como mujer cis que, al no encajar con las conductas que se esperaban de mí por ser mujer, no sólo padecí que me minimizaran o no me consideraran alguien digno de ser amado, sino que incluso me culparan de que las relaciones no funcionaran aun cuando quien más errores cometía era la contraparte, sin mencionar que hablé, abiertamente, del intento de violación del cual fui víctima a los 18 años. ¿Y todo para qué? Para que alguien que siempre manifestó apoyar la causa trans me llamara...sí, adivinaron, "privilegiada". Porque hoy en día parece que estamos en competencia de quién tiene más privilegios que quién o quién está más oprimido que quién. ¿Para qué asumir una postura empática y consciente de que todos somos privilegiados u oprimidos de diferentes maneras y para qué tratar de comprender al otro si podemos competir, digo?
La cosa no quedó ahí. Gracias a todo este desmadre de quién es "feminista de verdad" o quién es "TERF" me decepcioné de gente a la cual admiraba en un ámbito más público. Me decepcioné, por ejemplo, de Amarna Miller, alguien a quien seguía hace no mucho y que en algún punto de su vida escribió un artículo de por qué NO le gustaban las bromas que la gente le hacía sobre su pasado como actriz porno...sólo para que después defendiera a una comediante que habló abiertamente de violaciones y de cómo estaba "guay" ser acosada sexualmente porque pues es trans y al parecer eso ya te autoriza para hacer chistes misóginos porque pues ya saben, vivimos en una sociedad. Más específicamente, en una en la cual si eres trans automáticamente ya eres buena persona porque claramente ser oprimido o discriminado es sinónimo de ser buena gente, según...sí, los progres.
Esto, sin mencionar que las tuiteras que antes me gustaba leer porque las consideraba centradas ahora resultaron ser "súper aliadas de la causa trans", aun si eso equivalía apoyar a personajes trans que abiertamente amenazan con asesinar TERFs o que, en el mejor de los casos, celebran que autoras críticas del género mueran. No, pos wow.
Pero dejemos de lado a las TERFs o al transactivismo y hablemos de cosas más turbias: la sexualización de menores de edad. O, para ser más exactos, del fenómeno detrás de la película "Cuties", el cual, si bien hizo que por primera vez tanto progres como conservadores nos pusiéramos de acuerdo, también hizo que no faltaran los que decían que "no era para tanto" y, si bien de algunos hasta se esperaba (cof, cof, Kristoff), de otrAs no lo esperé, como es el caso del canal de Youtube "Las Igualadas". En fin.
Pero hablemos de ese particular sector del progresismo obsesionado con "hablar por los demás" que son...sí, los que efectivamente SÍ son privilegiados. Qué sería de nosotros sin esos especímenes que defienden a un asaltante madreado por los pasajeros de una combi y que insisten en que la necesidad los ha llevado ahí pero, por supuesto, sin ser ellos los que viajan en combi todos los días. Qué sería de aquellos que, cuando dices no apoyar la delincuencia y afirmas que los delincuentes te matarían si pudieran hacerlo porque además lo vives día con día, te responden que eres blanco privilegiado aun cuando los que sí se han podido costear viajes por todo el mundo son ellos que, claro está, son más blancos que tú.
Y no podemos dejar de lado a los indignados por una película whitexican, ésos que esperan que un wey de la clase alta hable de temas que no conoce y desde perspectivas que le son ajenas sólo porque "eso es lo correcto". Ésos que al parecer no tienen muchas nociones de historia del cine y que, mientras consideran a Luis Estrada un genio y un muy buen director -que indudablemente lo es y mil veces mejor que Michel Franco pero ése no es el punto- y convenientemente olvidan que el señor tampoco es como que refleje a los pobres como santos (todo lo contrario, de hecho, y "Un mundo maravilloso" es una prueba de ello), también parecen olvidar que "Los olvidados", de Buñuel, trae más o menos la misma línea y que, en general, existen muy pocos medios que reflejen la pobreza tal cual es por el simple y sencillo hecho de que quienes hacen los productos que consumimos no son personas pobres que hayan vivido dicha experiencia de primera mano. Pero claro, es que Michel Franco sacó su película en plena pandemia, que es cuando no nos soportamos, se nos nubla el juicio y necesitamos echar bilis porque sólo así se nos hace más llevadera la vida, cómo lo pude olvidar.
Pero sobre todo, no podemos dejar de lado el hecho de que, no conforme con que no nos podemos de acuerdo, parece que es a huevo que nos agredamos entre nosotros, aun si en teoría buscamos cosas similares. ¿Un niño de 17 años decidió que simpatiza con el comunismo? echémosle caca, no importa si tenemos casi 30 años (si no es que más), si en teoría somos de izquierda y tendríamos que apoyarlo y si a su edad claramente estábamos más pendejos porque empezamos con el "wokismo" hace apenas 3 años. ¿Herly RG decidió exponer conductas machistas en Tik Tok y se volvió viral por eso? hablemos de lo clasista que se está viendo por burlarse de la clase media baja que le debe a Coppel, no importa si está visibilizando conductas culeras de manera cómica. ¿Laura Lecuona no apoya las infancias trans? digamos que si el 2020 fuera una persona sería ella, no importa si en teoría también somos feministas. Es más, expongamos a cualquier mujer con muchos menos seguidores que nosotras sólo por no coincidir con nosotras, aun si eso es promover el bullying contra ellas, total, estamos del lado correcto de la historia.
En fin, que yo, a menos de un año de considerarme simpatizante de las protestas en las calles y de suscribir el discurso de que si te vistes provocativa es porque buscas sexualización, oficialmente me declaro harta. No sólo me vestiré como quiera sino que no voy a cancelar a nadie. Sí, seguiré consumiendo películas de Polanski, definitivamente quiero ver "Nuevo orden", no dejaré de apoyar económicamente a J.K. Rowling, seguiré pensando que lo políticamente correcto es una mierda, seguiré considerando no sólo una pendejada sino una completa falta de respeto al autor eso de que cambien razas a personajes ya existentes, no le voy a exigir a gente más ruca que yo que piense como yo por el simple y sencillo hecho de que yo también estoy en constante proceso de aprendizaje (además de que me parecería hipócrita siendo que yo vengo siendo feminista apenas desde 2017), definitivamente me arruina más la experiencia de ver películas o series el que sean malas y estén mal escritas que mi posible "wokismo" porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, no planeo exigirle a artistas que hagan las cosas como yo quiero así como tampoco dejaré que a mí me digan cómo hacer mi trabajo (ni más faltaba, vaya), seguiré teniendo conductas abiertamente clasistas de las cuales no me tengo por qué avergonzar porque el clasismo en ciertas situaciones es necesario y porque todos nos valemos de él en mayor o menor medida aunque no lo queramos aceptar y, si bien me sé incongruente y contradictoria, he decidido que dejaré de tomar en serio a la gente incongruente y contradictoria y no sólo porque saberme incongruente y ser incongruente paradójicamente resulta congruente, sino porque de mínimo yo ya me sé mala persona además de cínica y valemadres, lo cual creo que es considerablemente mejor que serlo y viajar con la bandera de "Social Justice Warrior".
Hoy lo digo y lo reafirmo: no soy activista y no me interesa serlo y si me quieren llamar tibia, chingón. Seguiré teniendo principios e ideologías, así como seguiré creyendo que mi mejor modo de transmitirlas es por medio del arte. No es mi obligación posicionarme y mucho menos lo es apropiarme de la voz y experiencia de grupos oprimidos y hablar de ellos porque son ellos los que deben hablar por ellos, lo demás es mero paternalismo aunque lo quieran disfrazar de "buenas intenciones". Pero sobre todo, no lo sé todo y sé que puedo cambiar de opinión, por lo cual no tiene caso apasionarme con una causa. Dicho lo cual, querer fiscalizar todo es desgastante, cansado y, como dije al comienzo de esta entrada, quien lo hace sólo se está jodiendo la salud mental y, como persona que sí tiene una enfermedad mental, he decidido que yo paso. Ahí mátense, línchense y jódanse ustedes, pero no cuenten conmigo, bye.
Buenas madrugadas.
